domingo, 21 de mayo de 2017

FRANCISCO MORALES LOMAS EN POETAS EN EL ATENEO

Estimados amigos:
     Aunque a muchas personas Francisco Morales no  les diga nada, en el mundo de la poesía es una persona relevante con la particularidad de que es el primer poeta de fuera de la Comunidad Valenciana que nos visita.
     Por sus cargos y por sus polifacéticas actividades nos puede informar de proyectos y realizaciones que llevan los escritores en Andalucía.
     Pienso que no nos podemos permitir desaprovechar la ocasión para asistir al acto que se anuncia en el cartel adjunto.
     En cualquier  caso, gracias por vuestra paciencia. Un abrazo.

UN CINE LLAMADO INVIERNO

Debió de ser en la época de los sueños
cuando el miedo es verdad y hasta el celuloide.
Así lo creíamos las tardes de domingo.
Desde el gallinero veíamos una realidad
en mitad de nuestra realidad sucia.
El cine de los domingos con su domingo,
con su luz cenital y su rumor de aire
limpio, con un suave rugido de libertad.
Había guardias civiles en la calle y miedo.
El miedo también es una suciedad
que tarda mucho en desprenderse
de la ropa, porque huele.
Pero en el cine todo era distinto.
Olvidábamos esa realidad triste
que nos embargaba con sus golpes
y sus maestros asesinos de ideas.
Maestros que golpeaban y hacían sangre
en la conciencia, maestros obscenos.
Como puedes comprender,
amable lector, estoy hablando de cine.
Es una época, es otro cine, otra película.
Una película en blanco y negro,
con muchas delaciones y mucho ruido
de fondo, y algún disparo real,
como la vida misma, como esa que se cuela
muy de tarde en tarde y te dice que has vivido.
Y los domingos el cine, con las palomitas
y la luz al fondo para darnos aire
y claridad en un mundo cercenado.
Era domingo, siempre era domingo
en el cine, y nosotros triste lunes.
Era domingo en el cine, como de vacaciones.
Así fue siempre la aventura de la libertad,
con sus hermosos cielos azules
y el corazón palpitando.
De vez en cuando se cortaba la escena
y los besos, y los desnudos se perdían
como fantasmas extinguidos.
Era otro tiempo, tiempo de insidias
y estrellas en la bocamanga,
tiempos que gustan a los nietos,
esos tiempos tan tristes en que el cine
vivía dentro de nosotros y nos hacía
más grandes, mucho más humanos.
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