Resulta que, obviamente,
como cualquier poema el haiku tiene fondo y forma y ambas condiciones son
imprescindible para la ortodoxia de cualquier producción de arte. De lo
contrario sería difícil reconocerlo. El haiku no es simplemente una sucesión de
tres versos de 5/7/5 sílabas lo mismo que el soneto no es la sucesión de cuatro
estrofas de versos endecasílabos. El haiku, además, ofrece la dificultad de que
está escrito en japonés y que responde a unos principios culturales y de
tradición que nada tienen que ver con la occidental.
Solo una nota: el japonés
tiene dos maneras de hablar que se reconocen con la pertenencia al sexo. Hay un
habla masculino y otro femenino, con términos y expresiones diferenciadas.
El orden sintáctico es:
sujeto-objeto-verbo:
Sol-Este-cielo-salir
El sol sale
en el cielo del Este
No existe género, número
ni artículo, depende del contexto.
Se escribe verticalmente
de arriba a abajo y de derecha a izquierda, aunque cada vez se acepta más el orden
occidental. Se utilizan tres tipos de alfabetos, etc.
Con todas estas
dificultades podremos comprender el valor del trabajo de Fernando Carrillo: nada menos que atreverse a escribir un libro de
tantos HAIKUS como días tiene el año más uno. Y lo ha hecho al modo de poetas
tan importantes como Octavio Paz, Benedetti, Borges, etc., sin atender a las
características ortodoxas de la tradición japonesa. Por esta razón surgió el senryu
que es el nombre que reciben estas pequeñas estrofas cuando se apartan de las
difíciles condiciones del haiku.
Fernando con una creatividad
extraordinaria y casi diría yo que inagotable por la cantidad de poemas, nos ha
expresado sus experiencias teniendo exquisito cuidado en cumplir la norma
estrófica: tres pequeños versos, dos pentasílabos y uno heptasílabo, en forma
de 5/7/5.
Encontramos palabras como amor
(3), deseo (4), besos (6), ausencia (2), tu-tú (50), etc. (temas inevitables en
poesía), noche (12), refranes políticos, consejos y advertencias…, y hasta un
hermoso oxímoron. Como es habitual en la poesía japonesa, Fernando ha utilizado
los términos de las estaciones del año, con las siguientes frecuencias:
primavera, 7; verano, 8; otoño 17, invierno, 6. La frecuencia de los términos otoño
y noche puede dar lugar a una consideración del contenido que Fernando, como
psicólogo, podrá interpretar mejor que yo.
Además, nada menos que el
poemario contiene unos 16 haikus en el sentido estricto del término, lo que
tiene muchísimo valor (3-6-10-29-39-43-53-56-70-104-105 -143-175-220-253-266).
Felicitamos al autor por
su trabajo concienzudo (nada menos que un año día a día) y por el éxito de su
trabajo reflejado en esta sala de Espai Llimera, llena a rebosar de un público
muy interesado por conocer este poemario.
También a la editorial Olélibros
que está apostando fuerte publicando poemarios de poetas consagrados, de poetas
con reconocido prestigio y de poetas nuevos, que aportan frescura y creatividad
a la poesía, por lo que le deseamos toda clase de éxito dada la dificultad de
la empresa.
Valencia, 13-09-18