lunes, 3 de septiembre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN EL CAFÉ COMERCIAL

No es extraño encontrar váteres como este en Japón

     II

Las claves para comprender el origen y desarrollo de la poesía japonesa pueden resumirse en:

·      Asociación con lo divino y lo sobrenatural.
·      Influencia china en sus inicios (siglos VII-IX).
·      Vinculación con la escritura femenina. La mujer debía permanecer en el hogar. No tenía apenas importancia en la vida social y política, pero paradójicamente, en su analfabetismo creó símbolos y expresiones no aceptadas en la sociedad machista, aunque corrían por los ambientes como subcultura con matices más emotivos y humanos que las producciones masculinas y que dotaron a la escritura de caracteres bellos y de gran sensibilidad. Las mujeres siempre tuvieron gran importancia en la literatura japonesa. Murasaki Shikubi y Sei-Shonagon (siglo X) crearon el libro de almohada que se leía a la hora de acostarse. La primera de ellas es autora del diario de Genji que puede considerarse la novela psicológica más antigua de la literatura universal. De la escuela de Basho surgieron gran número de haijines femeninas. A Den Sute-jo (siglo XVII) se debe el siguiente haiku: ¡Ah qué caliente/la piel de una mujer/la piel que esconde!
·      Identificación con la vocalidad y la música.

            Todo esto explica una cultura, diametralmente opuesta a la occidental, que permite apreciar en un haiku aspectos que a nosotros nos pueden pasar desapercibidos. Como notas sobresalientes podemos añadir: capacidad de sugerir, asimetría (no gustan los versos pares), preferencia por lo inacabado, minimalismo y sencillez, amor a la naturaleza (que se desprende de su religión) y, especialmente, al mar y a la montaña.
       Continúa Rubio: «El hábito cultural desarrollado en el lenguaje hablado cotidiano de los japoneses, de comprender por medio de alusiones, indefiniciones, silencios, frases inconclusas y ambiguas, es responsable de la capacidad natural del lector japonés para valorar un poema en donde muy poco se diga y mucho se sugiera». Será capaz de valorar mejor lo inacabado (incompleto) que lo acabado: la uniformidad es un defecto. Es como si pesara el principio filosófico taoísta del yin (femenino, regresivo y pasivo) y el yang (masculino, progresivo y activo) que se refieren a dos energías opuestas y complementarias necesarias para lograr el equilibrio. El hecho de atribuirles sexo se debe a nuestra incapacidad occidental de comprender su significado original y de intentar explicarlo de manera machista.



Cinco haikus:


6
Nubes oscuras
anuncian la tormenta.
Tiemblan las flores.


7
Se va el verano.
La rambla se desborda
por todo el valle.


8
Pasan volando
un grupo de libélulas.
Sigo su sombra.


9
Brisa marina.
Nenúfares y lotos
en los estanques.


10
Calor y moscas.
Un campesino avienta
con una pala.

(Vicente Barberá Albalat, Flor en el agua, Lastura, 2018)

2 comentarios:

Hilario dijo...

Preciosos los tercetos.

vicente barberá albalat dijo...

Gracias Hilario, buen amigo: esos son algunos de los HAIKUS de mi libro. En sucesivas "entregas" podrás ver más en este blog. Un fuerte abrazo.