No es extraño encontrar váteres como este en Japón |
II
Las
claves para comprender el origen y desarrollo de la poesía japonesa pueden
resumirse en:
·
Asociación con lo divino y lo sobrenatural.
·
Influencia china en sus inicios
(siglos VII-IX).
·
Vinculación con la escritura femenina. La mujer debía
permanecer en el hogar. No tenía apenas importancia en la vida social y
política, pero paradójicamente, en su analfabetismo creó símbolos y expresiones
no aceptadas en la sociedad machista, aunque corrían por los ambientes como
subcultura con matices más emotivos y humanos que las producciones masculinas y
que dotaron a la escritura de caracteres bellos y de gran sensibilidad. Las
mujeres siempre tuvieron gran importancia en la literatura japonesa. Murasaki
Shikubi y Sei-Shonagon (siglo X) crearon el libro de almohada que se
leía a la hora de acostarse. La primera de ellas es autora del diario de Genji
que puede considerarse la novela psicológica más antigua de la literatura
universal. De la escuela de Basho surgieron gran número de haijines femeninas. A Den Sute-jo (siglo XVII) se debe el siguiente
haiku: ¡Ah qué caliente/la piel de
una mujer/la piel que esconde!
·
Identificación con la vocalidad y la música.
Todo esto explica una cultura,
diametralmente opuesta a la occidental, que permite apreciar en un haiku aspectos que a nosotros nos
pueden pasar desapercibidos. Como notas sobresalientes podemos añadir:
capacidad de sugerir, asimetría (no gustan los versos pares), preferencia por
lo inacabado, minimalismo y sencillez, amor a la naturaleza (que se desprende
de su religión) y, especialmente, al mar y a la montaña.
Continúa Rubio: «El hábito cultural desarrollado en el lenguaje hablado cotidiano de los japoneses, de comprender por medio de alusiones, indefiniciones, silencios, frases inconclusas y ambiguas, es responsable de la capacidad natural del lector japonés para valorar un poema en donde muy poco se diga y mucho se sugiera». Será capaz de valorar mejor lo inacabado (incompleto) que lo acabado: la uniformidad es un defecto. Es como si pesara el principio filosófico taoísta del yin (femenino, regresivo y pasivo) y el yang (masculino, progresivo y activo) que se refieren a dos energías opuestas y complementarias necesarias para lograr el equilibrio. El hecho de atribuirles sexo se debe a nuestra incapacidad occidental de comprender su significado original y de intentar explicarlo de manera machista.
Continúa Rubio: «El hábito cultural desarrollado en el lenguaje hablado cotidiano de los japoneses, de comprender por medio de alusiones, indefiniciones, silencios, frases inconclusas y ambiguas, es responsable de la capacidad natural del lector japonés para valorar un poema en donde muy poco se diga y mucho se sugiera». Será capaz de valorar mejor lo inacabado (incompleto) que lo acabado: la uniformidad es un defecto. Es como si pesara el principio filosófico taoísta del yin (femenino, regresivo y pasivo) y el yang (masculino, progresivo y activo) que se refieren a dos energías opuestas y complementarias necesarias para lograr el equilibrio. El hecho de atribuirles sexo se debe a nuestra incapacidad occidental de comprender su significado original y de intentar explicarlo de manera machista.
6
Nubes oscuras
anuncian la
tormenta.
Tiemblan las
flores.
7
Se va el
verano.
La rambla se
desborda
por todo el
valle.
8
Pasan volando
un grupo de
libélulas.
Sigo su sombra.
9
Brisa marina.
Nenúfares y
lotos
en los
estanques.
10
Calor y moscas.
Un campesino
avienta
con una pala.
(Vicente Barberá Albalat, Flor en el agua, Lastura, 2018)
2 comentarios:
Preciosos los tercetos.
Gracias Hilario, buen amigo: esos son algunos de los HAIKUS de mi libro. En sucesivas "entregas" podrás ver más en este blog. Un fuerte abrazo.
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