miércoles, 12 de septiembre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN EL CAFÉ COMERCIAL DE MADRID (GLORIETA DE BILBAO, 7), EL 19-09-18 A LAS 19:30 HORAS

Flor en el agua (Lastura, 2018)

Introducción IV

En una tienda de FUJI para turistas


IV       

            Los poetas se reunían para escribir poemas largos, hechos a su vez, de breves poemas encadenados, a los que se llamaba haikai renga y se los conocía como una forma tradicional de poesía japonesa. Las sesiones de creación de los poemas eran presididas por un haijin (Haijines famosos fueron, además de Basho, otros como Onitsura (1660 - 1738), Chiyo, una mujer (1701 - 1775), Yosa Buson (1716 - 1784), Issa Kobayashi (1762 - 1826), Masaoka Shiki (1867 - 1902) y Santôka Taneda (1882 -  1940), que era el poeta de más prestigio en el grupo o el anfitrión y el que iniciaba la ronda. Según especifica Rogelio Rodríguez Cáceres (www.mundopoesía.com) no tiene por qué ser un virtuoso del lenguaje ni pretender ser el creador «de su producción poética. Es consciente de que hay algo superior a él, algo sagrado que, por el solo hecho de hallarse inmerso en ello, tiene el deber de preservarlo del olvido, de rescatar esa ‘divinidad’ para el resto de los hombres». Hoy se encuentran numerosos grupos de haijines que se reúnen fielmente, conscientes de su trabajo, buscando la expresión justa para manifestar ese amor a la naturaleza de manera tan ceremonial. 
Rubio opina que, sin saberlo, el poeta Sogi (1421 - 1502) fue el padre del haiku al impulsar la tendencia hacia la autonomía de los tres primeras versos (hokku) del tanka. Posteriormente comenzaron a escribirse de forma individual y aisladamente, coleccionándose en catálogos ordenados según la estación del año a la que aludían, lo que se reconocía merced al uso de determinadas palabras llamadas kigo de las que existían listas denominadas saijiki (ejemplos de términos o frases que se refieren al tiempo: mariposa, pájaro rompiendo el cascarón, lluvia, nieve, flor, flor de cerezo…).
Hay autores que niegan estas procedencias y sitúan su origen en el siglo VIII en el que se componían muchos poemas de 31 sílabas, en los que aparecía la Naturaleza como objeto poético y de asombro frente a la misma, constituyendo un tipo específico de espiritualidad acorde con el sintoísmo, religión oficial, como es sabido, de Japón. Otomo no Yakamochi (718-785) recopiló la primera antología poética japonesa compuesta de 20 libros, con el título de Manyoshu, que contenía: 265 chökas (poemas largos generalmente escritos por hombres), 4207 tankas (preferentemente escritos por mujeres), 1 tarenga, 1 bussokusekika, 4 kanshi (poemas chinos) y 22 pasajes de prosa también de origen chino. La temática de estos poemas se puede agrupar en tres categorías:  poemas de amor, elegías y miscelánea. De ese modo se encuentran referencias a banquetes, fiestas, viajes o leyendas. Entre los poetas destacados de esta antología se hallan, además del propio Otomo no Yakamochi, Kakinomoto no Hitomaro (662-710), Yamanoue no Okura (660-733), Yamabe no Akahito (700-736),  y Otomo no Tabito (665-731), padre de Yakamochi, considerados los cinco grandes hombres del Manyo.
Los chokas eran una sucesión de versos de 5/7 sílabas que podían ser muy numerosos y se caracterizaban por no llevar título ni rima consonante (podían llevarla asonante aunque no era corriente), admitir recursos líricos y retóricos, y no tener límite de extensión. Terminaban en katautas, poemillas de tres versos de 5/7/7 ó 5/7/5 sílabas a modo de preguntas y respuestas, al parecer de origen ritual, en el que se trataban temas amorosos y, en general, relacionados con la vida o con los dioses. A veces establecían una relación amorosa hipotética entre hombres y doncellas razón por la que podían contener un lenguaje críptico para no ser descubiertos por los encargados de transmitir los mensajes. Como extensión mínima debían contener, además del katauta como final, dos pares de versos de 5/7 sílabas cada uno.
Para muchos estudiosos del tema, en el Manyoshu se encuentra ya el germen del haiku, utilizado por el budismo zen.

Cinco HAIKUS:

16
La tarde fría.
Nevando en la montaña
la luna asoma.


17
Balanceándose
origamis al viento.
Vuela una abeja.


18
Cae la lluvia.
Jilgueros y gorriones
bajo las hojas.


19
Papel en blanco.
Un lápiz en la mesa
resbala y cae.


20
Sólo una abeja
en piedras calcinadas.
Bosque quemado.

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