miércoles, 12 de junio de 2024

Ah, Coltilde, querida.


Ah, Clotilde, querida,

si lo hubieras podido ver...


Marzo me dio la vida. Y los poetas

corrieron a abrazarme.

Mi madre compungida

pendiente de la guerra en Los Ibarzos

y mi abuela escondiéndome

debajo de las ramas de un olivo.

Mis lloros asustaban las cigarras

y los Junkers volando bajo el cielo

con su carga mortífera

cantaban a la muerte.

Fueron tiempos difíciles

y a mi abuela cuando habla de los mismos

se le llenan de lágrimas los ojos.

Ah, pueblo tan querido, tan llorado,

me dejaste recuerdos y metralla.


A ello se debe mi propensión

a ciertos tipos de melancolía,

que no son sino el disfraz del gozo

que por hábito enviste a la tristeza,

a ese no estar en mí que, a veces,

me acompaña en mis vuelos y caídas.


Hoy estoy sin tu risa y no sé dónde.


Notas: 

1.- Los versos en cursiva son de Ricardo Bellveser en El sueño de la funambulista (Olé Libros, 2018, p. 188)

2.- El poema pertenece a La vida que vivimos (Olé Libros, 2023, p. 60)

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