Blas Muñoz, primero por la derecha. (Fotografía de J. L. Vila) |
DE LA DEBIDA INCLINACIÓN[1]
Sorbes
la espuma que se vierte
por
culpa de una mano apresurada
que
no supo medir
dos
acciones sencillas:
Moderar
la caída de la helada cerveza
(lo
que sólo depende
de
la debida inclinación que debe darse
a
la botella o a la jarra)
sobre
la cara interna –y nunca sobre el fondo–
de
un vaso, preferentemente de cristal
(lo
que sólo depende
de
la debida inclinación que debe dársele,
en
dirección contraria a la de la botella,
y
siempre, como es lógico,
debajo
y en su misma vertical).
Inclinas
la cabeza y, con tus labios,
recoges,
como digo,
del
borde desbordado de mi vaso
la
espumosa efusión de la cerveza.
Y
te miro.
Y
pienso, mientras miro, que debemos
buscar
en nuestras vidas
la
inclinación contraria, la imperfecta
por
la cual nunca fluya el amor sin espuma,
y
que en su derramado exceso
nuestras
bocas sedientas
al
beberlo
se
encuentren.
[1] Primer Premio de poesía
en castellano del XIII Certamen Literario ‘Ciudad de Sant Andreu de la Barca’,
convocado por el Fórum Cultural Gaspar de Preses y el Ayuntamiento de Sant Andreu
de la Barca, Barcelona (Junio, 2012).
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