María Teresa, en el atril |
JOSUÉ EN EL CAMPO DE BATALLA
¡Otra
vez la fría noche!
El
duende de las tinieblas,
el
ser de las cosas, tan distante y silencioso,
es
como un fantasma
sin
cabeza que apoya su cuerpo transparente
sobre
el hierro encendido de los campos
de
la guerra.
¡Si
pudiera transformar el mundo
en
azar, en puro sueño,
sólo
en goce de vivir
por
vivir la vida!
Viejas
armaduras desnudan
el
valle de Jericó.
("El Limonero de Homero III")
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