NORMAS NOVÍSIMAS
La fiel
caballería fue invitada,
casi en bloque,
al gran baile de la duquesa rusa.
Al repicar del
alba, los húsares y ulanos
se armaron
confiados para la cruenta lucha.
Coraceros ydragones
les envolvieron por sorpresa
en una
escaramuza sagaz como la niebla.
Relinchaban los
potros, y en la extensa llanura
retumbaba el
zumbido de cascos y metralla.
Entrechocaban
los aceros, los sables relucían,
y el cornetín,
sangrante, llamó a la retirada
cuando murió el
alférez portando el necio trapo.
Un montón de
gusanos quedó sobre el terreno
de uniformes
raídos y empapados de barro.
“Ojo de pez” (1982)
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