domingo, 20 de noviembre de 2016

BAILAR UN TANGO

Aspecto parcial del Barrio de Boca en Buenos Aires (2007)

BAILAR UN TANGO.

Puedo cerrar los ojos
lejos de las pequeñas sonrisas que conozco.
Homero Manci

No me esperaste en la sala
del aeropuerto al llegar,
un desencuentro tuvimos,
pues pelillos a la mar.

En el Almacén del tango
tu madre ya estaba presta,
con el bandoneón muy prieto
preparándonos la fiesta.

“¿Españolito, qué hacés?
Vení, acercate a la pista
y agarrale la cintura:
que para el baile está lista”.

Preparada está la mina
que con gracia se acicala
y bailando entre mis brazos
nadie en belleza la iguala.

Desde el fondo de la luna
¡Hurras! y aplausos sonaban
 “hacele bailar de nuevo”
al unísono gritaban.

“¿Españolito, qué hacés?
Vení, acercate a la pista
y agarrale la cintura
será tu nueva conquista”.

Al despertar la mañana,
nuestras pasiones calmadas,
la prensa, tú me decías,
narraba nuestras andadas.

Y escribía sin recato
que un español que adoraba
los tango de Homero Manzi,
en Buenos Aires bailaba.

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