jueves, 3 de mayo de 2018

ALFONSO LÓPEZ GRADOLÍ EN POETAS EN EL ATENEO




HOY DÍA NAVIDAD, TE RECUERDO

Hoy te recuerdo, madre, como nunca pensé podría
hacerlo. Oigo el mar del invierno en esta casa fría,
al lado de la playa que tú amabas, donde tuvimos
veranos de entusiasmo, proyectos que agrisabas de tristeza:
"ya soy vieja y viviré poco"; sigue, el mar cercano,
su insistencia ronca, el prólogo de próxima tormenta,
y la llovizna tenue, hoy día Navidad,
madre muerta que estás en esos muebles, madre mía
que fuiste, fuimos, otras fiestas, otros días que hubo,
muy lejano todo. Azules días,
cálidamente inolvidables,
días que vuelven, como puntual espuma,
Navidades, niñez mía con mar, lejana.
El mar se hizo costumbre, sonido como lluvia,
compañero en noches insomnes de preguntas,
el mar cercano aquí, como esta clarísima mañana
de fiestas y recuerdos que se ahíncan
como un pico cetrero, recuerdos con el vaho acariciante
de un sonido marino, también ahora, mientras bebo
demasiado y lo justo, tiempo mío, madre azul y gris,
arrolladoramente ola. Teníamos el mar en los veranos,
yo estudiante, comentabas madre, lo cambiada
que estaba la ciudad, los fríos años de la guerra;
tú, en ese sillón, la mortecina luz de este barrio
de playa. "Antes, en Valencia, todos se conocían".
La mala luz de playa en invierno, el ventanal enorme,
"sigue escribiendo versos, pero no te vayas".
Hoy es otra Navidad. Está lloviendo. Grises
de plata en la Albufera, brillos de pez muerto,
cuchillo repentino, otros días, la terraza
y la ruidosa carretera. Cuando tú vivías,
blanquísimo mantel, continuadas bromas de mi padre,
cubertería antigua de las fiestas, los gestos más solemnes
y azul del horizonte, que jamás se olvida.
"Hoy es Navidad". Enrojecían las mejillas nuestras,
camisas muy almidonadas, terminaba
el sol, las tardes cortas, navidades
con vino dulce y dinero al besar la mano
de mis padres, al final de la comida, el lento ritual.
Hoy, ahora, también es Navidad. Miro mi vaso
y veo mi agrietada biografía hasta los días más cercanos,
la petulancia borrosamente universitaria
de hijo de familia, un poco importante
y naufragada para siempre. Los años,
recordados hoy, que estoy muy solo, los datos personales
con rodeador azul de los proyectos, como si me escribiera
sólo a mí mismo, recordándome, la pequeñita historia
que ahora es un destello, en este vaso, en esta solución,
este final dorado. Hoy es Navidad, el tenso instante
en el que te pueden decir: "ya no tienes a nadie".
Ayer quise cenar; en todos los sitios me dijeron:
"perdónenos, pero cerramos esta noche".
Volví a casa (mar, cercano) y encendí luces
(aquellas Navidades, los cubiertos de plata),
me eché a llorar sobre un sillón (el mar rugía).

Un humo de palabras que existieron.
Afuera, chapoteo de la lluvia, hoyuelos en la arena,
las cañas donde vive la culebra velocísima,
las aves del pantano. Afuera, la nostalgia,
lo que llaman tristeza, la imprevista añoranza,
pretextos, torpes justificaciones, amargos días,
casi como una biografía, recordándote, madre,
tus historias de guerra y es Navidad,
tantas cosas perdidas, rostros, frases, sueños,
unos nombre que fueron.
Todo ahora es un trago es esta fiesta.

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