El primer día
Llegará el primer día
en que mis ojos peguen sus pestañas,
mi cuerpo yacerá paralizado
sobre la vida, dentro de la nada.
Ya no veré la claridad del cielo,
ni sentiré la brisa de la playa,
ni soñaré en el banco viejo
de aquel parque, con hojas que descansan.
Mi verbo quedará callado,
y se hablará de lo que yo expresaba,
tal vez se callarán lo pérfido
de mis actos; dirán que era una alhaja.
Llegará el primer día.
Dará el reloj las horas más tempranas
y el sol saldrá de nuevo,
rompiendo con sus rayos la alborada,
pero yo no estaré
dentro de las sábanas de mi cama,
no sentiré el abrazo
de la que siempre fue mi dama blanca.
Y yo descansaré desde ese mundo,
en otra tierra, en otra casa,
en la prisión eterna
donde ningún cuerpo se escapa.
El cuerpo no me importa,
mas, ¿qué será del alma?
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