EL DÍA HABÍA SIDO CALUROSO
El día había sido caluroso,
pero vino, con el atardecer,
frescura
de la sierra. Acompañaban a
Federico
unos banderilleros: Galadí, con treinta y cinco
años, muy delgado, y Juan Arcoya,
de familia de cañeros. Otro era
ratero,
jovencillo y don Dióscoro
Galindo,
con tratamiento por ser maestro,
de Pulianas. "Con una pierna cortá"
según nota escrita, se apoyaba en
muletas
que allá quedaron, cerca de la
Fuente Grande.
Seis reos con García Lorca, que
alrededor
de las diez de la noche ingresó
en "Las Colonias",
una antigua fábrica de tejidos,
utilizada
por los escolares en verano. Las
últimas
palabras del poeta fueron "tened piedad",
"creed en Dios" y cayó de
rodillas. Escrito
está en la nota de Pedro Cuesta
Hernández,
quien junto a otros dos
reforzaría la guardia
y supo que era un gran poeta
cuando se lo dijeron;
aseguraba que Federico no probó
bocado,
ni miraba alrededor suyo.
"Ayllón, Correa,
Benavides y tú Villegas, veniros
con nosotros";
en el piquete de ejecución no
está comprobado
que interviniera Juan Luis
Trescastro,
aunque éste alardeaba de su tiro
de gracia
al poeta, lo gritaba en las tabernas
de madrugada, acto dudoso por su
fanfarronería.
Lo aseguraba sirviéndose un trago
más de vino.
No se sabe si el fusilamiento fue
a primera hora
del día diecisiete o a la
madrugada de la siguiente
fecha de agosto, sí es seguro que
junto a unos pozos
para extraer mineral o zanjas
para líneas
quizá de fortificaciones o
perforaciones en búsqueda de agua.
Hay muchos nombres en esta
historia: Vicente Lara
Jiménez acompañó unas horas la
angustia del poeta,
hablándole de usted según se dijo.
Un teniente
de la Guardia de Asalto, Rafael
Martínez Fajardo,
recibió una orden para llevar a
Federico y a otros
a "La Colonia" y
fusilarlos a todos, solicitando antes
un enlace que conociera el
terreno y un permiso
militar reglamentario para
atravesar el pueblo.
Varios nombres que rodean estas
fechas, Rosales,
Camacho, Miguel, avisado de la
detención de Lorca,
acude para rescatarlo a su casa
de la calle Angulo, los uniformes,
Ruiz Alonso, de nombre Ramón, al que
dieron
café con leche, Trescastro y
otros dos estaban fuera,
en el portal. Apellidos de este
recordatorio
son Valdés, que dio la orden y
apodos como el Chato
de Plaza Nueva y Panaerillo,
Villegas, componente
del pelotón de fusilamiento, era
dicen de la llamada
"Escuadra Negra".
Federico tomaba chocolate
sin prisa con las señoras de la
casa, olvidó el tabaco
pero luego le compraron dos
paquetes y cerillas.
Más nombres de esa historia: José
Manuel Pérez Serrabona
que en un expediente del año
cuarenta y uno explica
que el poeta era figura de las
letras españolas,
con ediciones agotadas en la
patria y en el extranjero.
Cuántos nombres alrededor de una
noche larga;
el sitio está siguiendo el camino
de Alfacar,
en un llano, en Viznar, cerca de
la Fuente Grande.
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