ESPADA DE ESPLIEGO
Venid, venid os esperamos
porque sois
la esperanza
la única esperanza,
la última esperanza
(V. Huidobro)
Espada
de espliego,
yaces
abandonada entre la jara.
La
palabra herida
se
deslizó inquebrantable
entre
el barro de su vientre,
y
la presa ascensional
de
su boca reptó desafiante.
Entre
la muerte y el estruendo
que
produjo su eco
lloró
la luz
y
su sombra ardió en tristeza.
Espada
de espliego, vuelve de nuevo.
Vuelve
para blandir por el viento
conciertos
de campanarios lejanos
y
acariciar, en cobijas de aroma,
cigüeñas
y golondrinas orantes,
solas
y legendarias palomas,
famélicas
y perdidas que velan
en
las iglesias del silencio.
Esperando
tu llegada
desde
las doradas mesetas errantes,
horizontes
de uvas
perfuman
relámpagos de iris.
Dibujan
blancos caballos
en
las cumbres enmeladas
de
la imaginación,
vomitando
el agua negra
empañadamente
siniestra de sus crines.
Desnuda
espada de espliego.
Sola,
en tu cúspide ardiente,
quedaste
olvidada.
(Del árbol
genealógico del héroe, 1986)
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