Ricard Bellveser, Vicente Barberá, Carmen Antolín y Virgilio Fuero (Foto de José Luis Vila) |
Resulta incongruente sentir
que hemos llegado al final del camino,
cuando al tiempo masticamos el sabor
del último fracaso.
Después de desbordar los vasos
de sueños y proyectos,
de ímpetus por un mundo
que hoy inicia su ruina,
comenzamos un lento caminar
por el aprendizaje de este regalo
que los sabios llaman "vida".
Levantarse, da lo mismo la hora
del día o de la noche,
comer cuando el apetito ruge
entre el placer y el hambre,
leer desordenadamente los cánticos.
Pasear sin más rumbo que el sol
dañando las mejillas,
hacer el amor entre sábanas o sin ellas
con el deseo de quien suspira
hasta el fondo del buen vino.
Porque todo,
todo,
todo
lo que está alrededor,
en propiedad o prestado,
es un regalo sin más pretensión
que disfrutarlo con la sabiduría
de percibir que mañana
no
será nuestro.
(ANA NOGUERA)
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