MANUAL
DE INSTRUCCIONES PARA ULISES,
DESDE EL OTRO LADO
A Francisco Javier Díez de Revenga
Que cada voz que suene ahora sea una
promesa.
Que la luz no te ofenda
y tras ella no te quede ya
nada.
Que en ti el grito de la calle aún retumbe,
y no
te quemen
las naves por si decides quedarte
y construir tú mismo, de nuevo,
Ítaca entre rescoldos.
Haz tierra propia
del vacío si te vence:
las islas no se dejan llevar por la deriva
aunque te sientas náufrago sobre ellas.
Que no te humille la memoria
o que toda palabra
que conserves esté escrita en números
romanos.
Cuéntalas una a una hasta agotarlas,
hasta secarlas
de tu saliva.
Sé nadie entre corderos, sé cortante
silencio en el desorden
de ese no irse del todo nunca.
Sé la noche para el remordimiento.
Habita el deseo solo hasta que encuentres
tus llaves de madera,
y no
regreses:
dirán que fuiste afortunado
en tu viaje, que tienes más cenizas que un
gato,
pues siete vidas fueron pocas para morir
sin excusas. Encuentra una ventana
cada día sobre la que te vayas
haciendo viejo:
mira la tierra,
acaricia tu perro
cuando se acerque a olerte los tobillos.
Sólo él hará de ti su única patria.
(De "Desorden", 2015)
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